Ni homenaje ni apoteosis ni funeral cívico
Casi un siglo después del nacimiento, Carlos Gardel empezó a ser reconocido por la cultura argentina en una jornada internacional.
Una balada de un proyecto nacional pendiente.
Por ser tan argentino proyectó su estatura
en la morena América y París en Europa
Voz Gardel, voz mañana
voz para la memoria de un cielo en la ventana
contestaba al golpista militar, el poeta Raúl González Tuñón. Antes y después
la situación no mejoró mucho a fin de valorar a Carlos Gardel y su enorme
aporte a la cultura argentina. Al contrario, ahora con un monumento con la
marca de un shopping de fondo, o un festival de tango porteño que se realiza en
agosto, en vez de la fecha de nacimiento del ícono máximo mundial, Día Nacional
del Tango, el 11 de diciembre. Pero en plena última dictadura unos piantaos,
piantaos, concretaron el Primer Simposio sobre Carlos Gardel en Buenos Aires,
una balada de locos que marcó un camino pionero a la comprensión internacional
del mito. Que poco escucharon las autoridades locales porque los siguientes
grandes encuentros se realizaron en Cuba y México. No importa Carlitos que no
se acuerden los otarios, sos eterno iluminando la avenida Corrientes o el
almacén de rioba. Ángel, te tutean los ángeles, decía Cátulo Castillo, que te
encontrás en tu pueblo.
Gardel cantando "Cuesta Abajo", en la película homónima (1934) |
Desde las primeras
resistencias de las autoridades por discos masivos y oscuros orígenes filiales,
que puede rastrearse en las voces de los fascismos de los treinta, en el poder
con la Década Infame, y de los cuales el intendente Iricibar era una
continuación ideológica, el cantor estuvo largas décadas en la lupa de la
censura por la utilización de -pocos- términos del lunfardo. Entre los cuarenta
y los cincuenta varias de las grabaciones de Gardel serían tildadas de no
convenientes, uso de percanta -mujer amante- por citar, y el paroxismo de las
tijeras ocurrieron a fines de los setenta. Alegando incomprobables cuestiones
técnicas, sus películas no se
reproducían en los cuatro canales públicos, y únicamente se autorizaba emitir
de su repertorio El día que me quieras. Mona Maris, compañera del Morocho del
Abasto en el film Cuesta Abajo (1934),
recordaría con estas palabras el clima en 1978, en una cita de Ana Turón, Hubo una época en que se lo trató de destruir y usar esa imagen como elemento
político. Paradójicamente por decreto 3781/77 del presidente de facto Videla
se estableció el 11 de diciembre como Día Nacional del Tango, en
conmemoración de los nacimientos de Gardel y Julio De Caro, logro de una
prédica por una década sostenida por Ben Molar y las academias de lunfardo y
gardeliana.
El 1 de junio de 1928 en Barcelona, embarcando en el "Conte Rosso". Josep Samitier y otros amigos fueron a despedirlo |
Con escasos antecedentes
locales, salvo algún intento aislado de un Museo Gardel en 1958, y cuando los
argentinos en el exilio llevan la efigie Gardel como sinónimo de su
pueblo, el 26 y 27 de julio de 1978 se
realiza el Primer Simposio sobre Carlos Gardel en el Alvear Palace Hotel,
convocado por la filial argentina de Inter-American Public Relations, un
organismo más ligado al entendimiento comercial que cultural. En verdad quienes
estaban detrás de la actividad eran los miembros de las academias citadas,
quienes convencieron a Ralph Yepes Alvear, dueño del hotel, en prestar un salón
victoriano, cero tanguero, para una experiencia inédita. Pensar a Gardel. Con
el especialista José Gobello como coordinador y moderador de ambas fechas hubo
ministros, obispos, escritores, periodistas y amigos del Zorzal Criollo,
venidos de distintos puntos de Latinoamérica, también con el apoyo del
empresario hotelero. El crítico Jorge Miguel Couselo realizó una detallada
crónica en el diario Clarín del 30 de julio, que nos permite reconstruir una
reunión bajo la impronta, anunciada por Gobello, ni homenaje ni apoteosis ni
funeral cívico.
Como el Cid, Gardel gana batallas después de muerto
Existió unanimidad del
panel en cuanto a la relevancia artística gardeliana. Hubo desinteligencias en
cuanto al tango, sus letras, ciertos aspectos históricos, y sobre todo el
concepto de mito y mitológico resume Couselo en la crónica de las
intervenciones de José Barcia, María Angélica Bosco, Bernardo Canal Feijóo,
Pedro Malavet Vega, Jacobo de Diego, Edmundo Guiborg, Haydée Jofre Barroso,
expositores de la primera jornada; y el día posterior, José Isaacson, Alicia
Jurado, Juan Moreno Gómez, Antonio Quarracino, José Luis Macaggi, Luis Sierra y
Juan Catalán. Muchas de las exposiciones estuvieron acompañadas de grabaciones,
supuestamente prohibidas, y hubo ciertas discusiones con respecto al rol de las
mujeres en los tangos gardelianos, en especial en la intervención de Jurado que
salió en defensa de la mina Los latinoamericanos participantes, Malavet Vega
y Moreno Gómez, profundizaron el impacto continental del Morocho del Abasto. Y
Monseñor Quarracino, un actor fundamental de los primeros años de la
democracia, y que había promovido en el gobierno militar que se investigue el
Terrorismo de Estado, explicó la vigencia de Gardel, el cantor de un pueblo
que no canta. Recordemos, 1978, a unas veinte cuadras estaba la ESMA, centro
clandestino de desaparición y tortura de personas.
Fue Guibourg el más aplaudido
del simposio al recordar aventuras con su amigo Gardel en la época de cantor de
bares y piringundines del Abasto. Señaló a Gardel como el arquetipo y el
embajador de los argentinos y advirtió que no le teme a la leyenda del Zorzal, el mito sublima virtudes pero no las inventa Y se explayaba como en un
escrito aparecido en 1966 en Buenos Aires. Tiempo de Gardel, “afable y confianzudo ¿quién no lo conoció?
No mienten quienes aseguran que lo tutearon y estrecharon su mano. La fantasía
se queda corta en reflejarlo. Tenía amigos en todas partes, incluso los
desconocidos de siempre. Todos éramos sus amigos…se sentían amigazos del
corazón desde la última gradería de un teatro, la paradisíaca y la gallinácea
-ubicaciones baratas-, remataba el periodista y dramaturgo Guibourg, vate en
el Café Los Inmortales, para quien la canción de Gardel está dotada de un alma
colectiva.
El presidente de la Academia Porteña del Lunfardo Barcia había abierto las exposiciones con un contundente como el Cid, Gardel gana batallas después de muerto y aseveraba que hasta los que no aceptan el tango aceptan a Gardel. Y eso tenía relación según el periodista a que Carlitos pasó a ser el signo más cierto de la tradición porteña. Y el mito, también. Yo no importa esclarecer si tuvo existencia real; basta con que su fotografía, la de la sonrisa y la postura viril, esté a tiro de los ojos…cuando el porteño escucha a Gardel…lo oye con unción religiosa, señalaba en el señero ensayo El hombre que escucha a Gardel Además, Barcia descubría otro milagro gardeliano, el hombre que escucha a Gardel ha realizado el tremendo esfuerzo de desdeñar uno de los hábitos más ostensibles del argentino perezoso para adhesiones demasiado largas…-Gardel- incorporado como un resorte más del alma nacional…que hablen ahora los sociólogos para explicarnos por qué el argentino ha modificado su estructura íntima, remataba el autor de Tangocosas, referente de la revalorización del lunfardo, y, sin saber, concordaba a la distancia con Couselo.
En el crónica del diario
Clarín de 1978, el brillante crítico, además el primer director del Museo del
Cine Pablo Ducrós Hicken, recalcaba la falta de académicos de la sociología o
la filosofía de la cultura, entre otros puntos flojos del simposio, ausencias
de especialistas como Horacio Ferrer, dispersión temática e improvisación.
Aunque cerraba sus líneas con un acertado, ¿Cómo reaccionaría el proverbial
humor de Carlos Gardel frente a ésta reiterada indagación intelectual sobre
Carlos Gardel?. Guardo escondida una esperanza humilde/ Que es toda la
fortuna de mi corazón/ Volver.
Hubo tan solo uno que se llamó Gardel
En el acto de clausura del
Primer Simposio sobre Carlos Gardel, el ministro de Cultura y Educación de la
dictadura, Catalán, señaló que se había preguntado si un ministro de cultura
debía concurrir a un simposio sobre Carlos Gardel. Afirmó que sí, que solamente
una concepción elitista puede decir que el tango no es una expresión cultural,
en una señal que alegró a los casi doscientos asistentes, muchos que batallaban
contra la censura necia que incluía El Principito, y cuando aún regía la
prohibición en las reuniones de más de cinco personas. Gardel era también
resistencia. Y esperanza.
El tango a vos te debe mucho, Carlos…
Gardel respondía humildemente
Yo soy el que le debe mucho al Tango
Hubo tan solo uno que se llamó Gardel
y seguirá viviendo mientras haya una esquina
Corrientes y Esmeralda, porteña como él
versos de Enrique Cadícamo. Argentinos, como en
1935, 1966, 1978 y 2021, es el Tiempo de Gardel.
Buenos Aires, diciembre 29 de 2021
Fuentes:
Gobello, J. El Simposio sobre Carlos Gardel.
Buenos Aires: Academia Porteña del Lunfardo. 1999;
Turón, A. Gardel, el tango y
sus leyes, Vol. 32. Cartapacio de Derecho. Facultad de Derecho. UNICEN. 2017;
Couselo, J. M. en
www.clarin.com
Publicado en SER ARGENTINO